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jueves, 20 de octubre de 2011

Utilización.














Este es uno de mis cristales favoritos. Corresponde al sexto chakra y es denominada “la gran madre”, aunque el nombre amatista proviene del griego amethystos que significa “no embriagado” se utilizaba para las grandes fiestas dedicadas a Baco, dios del vino. Según la creencia, si llevabas una piedra amatista encima era posible mantenerse sobrio.

Durante la Edad Media, la amatista llegó a ser más cara que el diamante. El clero también la utilizaba en forma de anillos para sus obispos, también la utilizaron reyes y príncipes, como símbolo de poder.
Después del cristal blanco la amatista es uno de los cristales principales y de poder. Emite su luz violeta que es capaz de enviar una vibración de calma y tranquilidad, abriendo y potenciando la conciencia superior.
La amatista activa el tercer ojo, sexto chakra, el habitáculo del alma y sede del espíritu, con ella abrimos el tercer ojo, el del alma superior, que acostumbra a estar cerrado.
Además, la amatista es considerada una piedra lunar. La luna es su regente y por tanto despierta nuestro lado femenino, la intuición superior y los sueños inspirados, potenciando nuestro lado más místico.
También potencia la humildad, nos consuela en el dolor, nos proporciona alivio en los momentos de angustia.
Estimula nuestra autoestima y nuestra paciencia proporcionando al que lo lleva de forma continuada un carácter más sereno y confiado.
Normalmente el portador de una amatista desarrolla un gran amor por ella.
Si la amatista se rompe, es porque atrajo hacia sí algo que hubiera caído sobre el portador de la misma, sea una enfermedad, un accidente, envidias o deseos de daño. Si eso llega a suceder, no os preocupéis, enterrad la piedra en el bosque más cercano, y prestad atención porque una nueva amatista estará preparada para vosotros en cualquier momento, solo tenéis que encontrarla aunque muchas veces es ella la que os encontrará.
Los medievales creían que la amatista, proporcionaba la felicidad conyugal, por eso en las bodas de los ricos, los novios besaban el anillo de amatista del obispo que los casaba. Las familias acomodadas la incrustaban en sus escudos. Las madres que se despedían de sus hijos para ir a la guerra les entregaban una amatista como símbolo de protección, cuando nacía un niño se les consagraba a una amatista para protegerlos de enfermedades y vibraciones negativas.
La amatista la podéis encontrar, en collares, pendientes, anillos y en agrupaciones o drusas, estas últimas protegen el hogar aportando salud, armonía y abundancia, protege los sueños, del insomnio y las pesadillas.
UTILIZACIÓN
Para el insomnio
 ponerla en el tercer ojo y meditad unos minutos con ella, sentidla y después ponedla debajo de la almohada.
También hay quien una hora antes de irse a la cama, introduce una amatista en un vaso con agua y antes de acostarse se bebe
Para el dolor de cabeza se  pasa una piedra pulida de amatista por la frente y las sienes, respirando profundamente.
Podéis acostumbraros a llevar un canto rodado de amatista en el bolsillo y tocarlo de vez en cuando, cuando paseáis o estudias, os tranquilizará y dará paz.
Recordad limpiarla con agua y sal y cargarla exponiéndola a la luna llena.
Espero que pongáis una amatista en vuestra vida.

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